Dreadnought Viejo Sven

Terminado mi dreadnought riflemen: el Viejo Sven

El Viejo Sven era viejo incluso para los cánones de los Colmillos Largos, pero aún conservaba esa vista y esa firmeza que lo hacían temible con cualquier arma pesada en las manos. Eran incontables
las presas que se había cobrado ya fuera con su fiable lanzamisiles o con el sofisticado cañón láser. Sin embargo, todos los garras sangrientas se mofaban de él en cuanto agarraba un bolter pesado, ya que todo su autocontrol se perdía en cuanto el viejo soldado apretaba el gatillo y al cañón empezaba a escupir proyectiles. Era cómo si el Wulfen se apoderara de él y no pudiera parar de disparar.

Conocido ese frenesí por su Señor Lobo y cómo se descontrolaba ¡Nunca le asignaba un arma con mayor cadencia que un lanzamisiles!

Sven entregó su cuerpo en la Campaña por Ophelius II en la batalla por capturar el Bastión de Mando enemigo. Su escuadra cubría todo el flanco izquierdo de la Gran Compañía cuando comprobaron que un Príncipe Demonio se cernía sobre ellos acompañado de una hueste de Aulladores. El fuego de supresión de la escuadra no fue suficiente y tras un terrible mazazo por parte del demonio él y otros dos miembros de la escuadra fueron lanzados por los aires. Sven perdió el sentido apenas unos segundos por el impacto y cuando lo recuperó, vio que no tenía más que su espada sierra a mano y que su cañón láser había caído muy lejos de su posición... Pero el bolter pesado del hermano Rolo estaba a sus mismos pies.

Empuñó el arma, se sujetó la banda de munición y con un chasquido de dientes, abrió fuego.

Cuando sus hermanos lo encontraron, Sven yacía moribundo en un charco de icor demoniaco y preciosa sangre Astarte. A sus pies estaban desparramados innumerables cuerpos de aulladores y la mole del príncipe demoniaco cosidos a proyectiles bolter. Poco podía hacerse por su cuerpo ya, pero los Sacerdotes Lobo consiguieron mantenerle un hálito de vida y preservarlo su voluntad en una armadura Dreadnought desde la que seguir sirviendo al Capítulo.